¿Ignorantes y fanáticos?

Pareciera que no podemos escaparnos de temas controversiales cada semana. Mascarillas, COVID, aborto. Los comentarios en radio, televisión y las redes sociales son miles. Lo entiendo. Las redes nos han dado una plataforma donde podemos expresar nuestra opinión. Creo que eso es super bueno. Tenemos la oportunidad de escuchar cómo piensan las personas sobre diferentes asuntos, leyes, espectáculos y demás. Yo he usado las redes para esto también y agradezco el apoyo que recibo cuando lo hago. Me siento acompañada y en ocasiones me anima a tomar acción.

Mi reflexión entonces es cómo hacemos para sostener este intercambio sin apresurarnos a juzgar a aquellos que tienen opinión distinta a la nuestra. Admito que lo he hecho. La molestia de escuchar un punto de vista distinto al mío en un asunto que me apasiona se me hace difícil. A veces cometo el error de descartarlo de inmediato y hasta asumo que esa persona es negativa, ignorante o mal informada. Sin embargo, esto no me lleva a nada. Tildar a los demás de fanáticos o ignorantes solo me hace a mi estar más cerca de serlo.

 El tema de la vacunación nos trajo este dilema. Nos precipitamos a tildar de ignorantes e irresponsables a quienes no se querían vacunar. Nos negamos a escuchar cualquier argumento relacionado. Nos polarizamos. Fallamos en escuchar. ¿Cuáles eran las preocupaciones de aquellos que no querían vacunarse? ¿Qué evidencia necesitaban para cambiar de opinión? ¿Qué necesitaban para tomar la decisión? Fallamos en ver que las preocupaciones sobre vacunación eran genuinas y muchas veces informadas. Que las preocupaciones no eran exclusivas de un grupo social, económico o educativo. Fallamos en entender que hasta pudiéramos aprender explorando más a profundidad esas preocupaciones.

Para mí, es iluminador entender que yo soy la ignorante o fanática para aquellos que piensan diferente a mí.

Entonces, ¿Cuál es la respuesta que debo asumir ante opiniones diferentes?

No lo sé. Pero creo que podemos empezar por intentar ver si hay un grano de verdad en lo que la otra persona está diciendo. Intentar entender las vivencias que nos hacen a todos desarrollar nuestras opiniones. Recordar que la humildad es la base del aprendizaje. Esto no significa que tengo que abandonar mis convicciones y ser neutral. Tampoco significa que tengo que dejar de luchar, informar o debatir los puntos y valores en los que creo firmemente.

Intentar entender significa no menospreciar a la otra persona. Puedo debatir y estar en desacuerdo, pero mantengo una posición de curiosidad y respeto hacia los demás. Sospecho que esto es una destreza en la que tenemos que trabajar toda la vida. Pero vale la pena. No juzgar y escuchar otros puntos de vista nos lleva a una vida más feliz, más plena, donde aprendemos de nosotros mismos y de los demás.

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